EURACA

Seminario de investigación en lenguas y lenguajes de los últimos días del Euro. Madrid.

Mes: noviembre, 2019

ENHORABUENA al premio Velázquez por ser recibido por Cecilia Vicuña

Cecilia Vicuña (Santiago de Chile, 1948) es panlenguajeadora precaria, es poeta, artista y performer. En 1967 fundó Tribu No junto Claudio Bertoni, Marcelo Charlín, Francisco Rivera y Coca Roccatagliata, un colectivo que realizó sonadas acciones de arte desde 1969 —“Nada menos revolucionario, ni menos humano, ni menos vivo que esta burocracia de la literatura, que esta supuesta cara del escritor. Ustedes son a la poesía lo que a la Iglesia sus tergiversadores”, escribían en el 70. Una vez irrumpieron en un evento de la Sociedad de Escritores que reunía a grandes figuras del Boom y convencieron a Cortázar de que no participara para exigir prácticas literarias espontáneas y no ligadas al Estado. En 1971 Vicuña llenó de hojas de árbol una sala del Museo de Bellas Artes, la obra se llamó Otoño. Después recibió una beca y se fue a Londres a estudiar arte. En Chile había quedado una colección de poemas que se iba a publicar en Ediciones Universitarias con el título Sabor a mí, pero ese libro no llegó a editarse, se sabe que Juan Luis Martínez y Raúl Zurita lo habían leído y que les había gustado mucho, pero poco después después desapareció. Hay un testimonio que asegura que la publicación fue censurada por el rector de la Universidad, que habría dicho “sobre mi cadáver”, también es posible que el manuscrito acabara hundiéndose en el Pacífico pues tras el golpe de estado soldados pinochetistas allanaron la universidad y arrojaron al mar todos los manuscritos que allí requisaron. No se debe confundir este Sabor a mí con el Saborami que Vicuña hizo después en Londres, son libros diferentes. Saborami es un libro-objeto compuesto por textos, poemas, pinturas, y fotografías de algunos de sus “precarios”, frágiles esculturas hechas de objetos encontrados. Hubo que esperar cuarenta años para poder hacer un rescate del primer Sabor a mí, Vicuña se refirió a este proyecto como “arqueología de la poesía”, se rescataron textos escritos entre 1965 y 1972, no pudo mantenerse el índice original porque no se conserva ningún registro, pero se incluyeron todos los poemas que debieron haberse publicado en 1973 y algunas decenas más, el libro se llamó Zen surado. Vivió en Bogotá y terminó estableciéndose en Nueva York junto al pintor argentino César Paternostro, allí publicó Precario/Precarious (1983) y Lumexei o el traspié de la doctrina (1983). A estas obras siguieron PALABRARmás (1984), Samara (1986),  La Wik’uña (1990), Unravelling Words & the Weaving of Water (1992), La realidad es una línea (1994), Word & Thread (1996) y I tú (2004), entre otros proyectos.

En la poesía de Vicuña están las lenguas en sus límites, en sus fricciones, algo como lo que leímos en Cativa en su lugar de Luz Pichel. En ese estar entre lenguas, entre el castellano, el inglés, el mapudungún, el guaraní, etc., desborda el punto de fuga de lo pre/hispánico, donde la memoria no se da como recuperación en un trabajo de arqueología, ni tampoco desde una asimilación antropológica, sino que aparece como invención, como reconexión, se hace la labor de retomar un hilo, se escribe reencontrando un canto que hubo. Sucede así una artesanía de las punzadas, de las puntadas, de un hacer con la lengua el hilo que teje con la poesía una tradición, pero no en una secuencia de lo tradicional entendida como una cadena posibilitada de conservación desde el pasado, sino como una tradición capaz de tocarse con un pasado de riqueza de lengua, de riqueza poética al traspasar la violencia, el silenciamiento, la supresión de comunidades y hasta la posibilidad misma de esa tradición.

Y su palabrar, todo lengua, está hecho de amor y de precariedad. Todos sus trabajos están atravesados por la idea de lo precario, una fragilidad salvaje que hace costura, que hila, porque siempre va poniendo en relación: las cosas encontradas en lugares dispares se tocan, las lanas unen zonas y abullonan el espacio, objetitos aparecen y desaparecen, las palabras también aparecen y desaparecen, se quedan prendidas un momento en el aire, y se esfuman sin anclas, porque no son signos normales, sino signos precarios, signos límite, sin significado atribuido. Precariedad y amor, precariedad y amor.

Citas

/////Las palabras se tienen unas a otras un amor/ un deseo/ que culmina en poesía… Palabramos por amor/ no por necesidad/ o el amor es la única verdadera necesidad…hablar es orar/////

/////La primera vez que hice arte precario fue en 1966. Sentí la necesidad inexplicable de construir una especie de ciudad con los huesos y las basuras de la playa. Después me di cuenta de que esa acción correspondía a una forma de pensamiento antigua en la cual estaba implícita la idea de ofrenda. Precario viene, por otra parte, del latín preces, que significa oración, eso lo descubrí después, y ahí se me redondeó ese primer impulso///// (http://www.memoriachilena.cl/archivos2/pdfs/MC0035872.pdf)

Práctica de palabraje precario: se borra nomás. 

Se propondrá una práctica de escritura frágil, el palabraje que hagamos puede dejar huella o fantasmita, pero no establecerse, puede ser un poema, una obra objetual, una acción, una escultura, puede ser visible o invisible, puede impulsarse desde el elástico TODO LENGUA. ¡¡Palabremos y que fluya!!

Fluy
terreno frugal 

Paradero
de lo cuarzo
abismal 

Fluy
sempiterno 

No te canses
de aguar

Práctica de tarareo precario: se copia nomás.

Cecilia Vicuña canta en lenguas indígenas inventadas. Aquí por ejemplo. Sigue el rastro del sonido, conforma moldeando sobre él, sin que el sentido sea necesariamente lo más crucial para conectarse con tradiciones con las que tan difícil ha sido el contacto a causa de la violencia colonial y poscolonial. Vamos a retomar este modo de proceder tratando de traer alguna forma de sonido y/o texto que no conozcamos ni dominemos – preferiblemente tradicional, aunque ¿qué no es tradición para euracas sin origen? – a través de una imitación sonora que figure ese rastro. Sefardíes, bereberes, mozárabes, y hasta fenicios… todo puede ser convocado por elx euraca que en el medio del descampado del desarrollismo se quedó sin conexión con un pasado que desconoce.

Lecturas:

Cecilia Vicuña, El Zen-surado y Saborami (Cullompton, United Kingdom: Beau Geste Press, 1973). Hay reedición de Sabor a mí en Chile en 2007 (Sabor A Mí. Santiago, Chile: Ediciones Universidad Diego Portales, 2007)

Cecilia Vicuña, I tú. Buenos Aires, Argentina. Tsé-Tsé, 2004.
Cecilia Vicuña,  La Wik’uña. Santiago, Chile: Francisco Zegers Editor, 1990.

Cecilia Vicuña, Precario. New York, NY: Tanam Press, 1983. // Una edición ampliada estaré siendo presentada en Madriz estos días de parte de la colección Transatlántica, y el editor Edmundo Garrido: Lo precario. Madrid: Amargord, Transatlántica, 2016: “Lo precario es una poética del espacio y la tierra, una lengua ancestral y futura de gestos y acciones que contemplan su propia desaparición. Una práctica ritual que transforma su entorno y la conciencia de las y los que participan en ella. El libro reúne una selección de obras precarias creadas en la naturaleza y las calles de Chile, Colombia y otros lugares entre l966 y 2016.”

>> Cecilia Vicuña en el archivo online de la Biblioteca Nacional de Chile
>> Web de Cecilia Vicuña en espaniol
>>
Web de Cecilia Vicuña en inglés

Juliet Lynd, “Precarious Resistance: Weaving Opposition in the Poetry of Cecilia Vicuña”

desalojan la Ingobernable casita de euraca

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porque no es lo mismo una lengua que otra una forma que otra no es la misma una jerga que otra no es lo mismo un detalle que otro una forma que otra de vida y porque no todo es marco ni relato, pollitos

La que habéis liado, pollito: sobre el trap en campaña electoral

de
Paula Pérez-Rodríguez